Asesíname,

Con tus espalda aguerrida

Y el sudor residual de la pólvora en tu boca

Asesíname,

Con tus manos abatidas por las plumas y el papel.

Bajo un manto en el Tálamo

Asesíname,

Sumergida entre tu almohada de plumas

Como tu bandera blanca en guerra

Te conformabas con verme reír

tus dedos vestidos de soldados

rescatan los aretes que dejo caer,

para que el silencio perdure

y no aniquile el momento

cuando me camuflas en tu pecho

protegiéndome de los visitantes nocturnos

que nos miran sigilosos.

He vuelto a respirar entonces

sin pesar,

seguramente puesta a salvo

en tu mazmorra de edredón

que nos cuida de proyectiles que trae el viento

venenoso del pasado

amenazando nuestra calma.

Tú vienes y vas

ante mis ojos

como rondando mis sueños

lanzando tu arte castrense en prosas

o melodías.

Tu lengua asesina rastrillando mis oídos

Envolviendo mis pupilas, haciéndolas crecer

En cada amanecer.

Asesíname.

Rox Fransheska

Fotografía: ''Chema Madoz''